30/9/09

Algunas notas epistemológicas: Nassim Taleb, la economía académica y el advenimiento de las crisis…

I.- Un posicionamiento de partida: nuestro entorno social es complejo, sometido a una incertidumbre fundamental que no es fácil de modelizar.

Mis dos recientes entradas sobre el estado de la Macroeconomía (más bien, enlaces a otros blogs que hablan sobre el tema), así como alguno de los comentarios recibidos, me han decidido a meterme de cabeza en un charco y escribir unas líneas sobre epistemología de la ciencia económica (si bien mi pensamiento sobre el tema está “on going” desde hace un tiempo…). Como no me considero especialmente dotado para ello, usaré varias ideas de un libro que me ha servido de lectura de verano, “El Cisne Negro”, de Nassim N. Taleb, del que hago en esta entrada una pequeña revisión muy personal, describiendo lo que me gusta y lo que no me gusta de las ideas que contiene.

Dadas las actuales circunstancias (debacle económica más o menos repentina), el libro se ha puesto muy de moda, ya que trata precisamente de dichos acontecimientos sociales inesperados (=cisnes negros).

Es una lectura que he podido disfrutar y padecer… Disfrutar, porque presenta varias ideas interesantes, que han demostrado su pertinencia después de la actual crisis, y que particularmente me interesan mucho. Padecer, porque el libro es excesivamente largo y repetitivo, el estilo del autor es confuso en el fondo y antipático en las formas, y porque las batallas personales del autor así como algunas conclusiones un tanto excesivas de su “filosofía” me llevaron al enfado en algunos momentos. Para leer una reseña muy buena del libro, podéis pinchar éste enlace .

Nassim Taleb trabajó de “quant” especializado en derivados para varias firmas punteras de Wall Street. En el crack bursátil de 1987, vio como muchos compañeros arruinaban a sus clientes y perdían su trabajo, mientras él, utilizando sus particulares métodos, se enriquecía lo suficiente como para retirarse y dedicarse a escribir libros y explicar su filosofía.

Ante todo hay que decir que el libro es un libelo . No tengo nada en contra, pero a un libelo se le debe exigir que sea breve. Este libro no lo es. Taleb mezcla sus teorías con ataques furibundos a varios grupos:

• La economía académica. Particularmente la aplicación de modelos matemáticos para describir la realidad, que él particulariza en los trabajos de Samuelson, Friedman, Arrow, Debreu…
• El banco sueco que concede los Nobel de Economía, que Taleb aboga por suprimir.
• Los padres del análisis cuantitativo en finanzas (Markowitz, Merton, Scholes…)
• Los estadísticos.
• … y algún otro que se me olvida, siempre ligado a algún tipo de establishment.

Y son ataques destemplados, a menudo ad-hominem. Uno tiene que hacer un esfuerzo para esquivar la ensalada de palos y entresacar las ideas de Taleb, que yo resumo a continuación:

1) Vivimos en dos mundos diferentes:
En uno de ellos (Mediocristán, en la terminología de Taleb), las relaciones son lineales (vamos, que funciona la regla de tres simple…), se puede extrapolar y predecir, los fenómenos quedan bien descritos por la curva de la campana (de Gauss), son de aplicación modelos matemáticos y estadísticos convencionales, funciona el “azar de casino”, esto es, son de aplicación las leyes conocidas de la probabilidad, no ocurren acontecimientos imprevistos y/o catastróficos…
En el otro (Extremistán), no aplica la linealidad, los fenómenos no responden a la campana de Gauss, es un mundo complejo, caótico, supone un nivel o capa de incertidumbre adicional a las conocidas leyes del azar, es impredecible por definición, y por tanto propenso a cisnes negros (=acontecimientos de probabilidad imposible de calcular, aunque se les supone muy improbables, pero de impacto trascendental).

2) Existe un grave riesgo de aplicar las leyes del primero al segundo de los mundos, particularmente en el mundillo de la bolsa y las finanzas.

3) El objeto de estudio de las ciencias sociales está en Extremistán. La Economía (y en menor medida la Sociología) se han empeñado en creer que el objeto de su estudio está en Mediocristán.

4) Esto no se hace sólo por error o desconocimiento, sino que a menudo es deliberado (Taleb culpa de ello a los economistas académicos y al comité Nobel), y no sólo produce una disciplina cuya acumulación de conocimiento es irrelevante, sino que a menudo conduce a la catástrofe.

Estos puntos le hacen a Taleb simpatizar con corrientes económicas fuera de la ortodoxia, como los post-keynesianos (Paul Davidson, Hyman Minsky... aunque Taleb cita a algún otro) o la economía austríaca de Hayek. Ya comentaré en el apartado IV de mi escrito lo chusco que esto me parece…

En la última parte del libro, Taleb nos introduce, aunque muy por encima, la “aleatoriedad mandelbrotiana” (por el matemático Benôit Mandelbrot, creador de los “objetos fractales”) como el mecanismo adecuado para entender y tratar ese “segundo nivel de incertidumbre” no tratable mediante las leyes habituales de la probabilidad. Esta es la parte en mi opinión que presenta un mayor recorrido y sobre la que merece la pena indagar un poco más (hoy por hoy sigue siendo un campo abierto de investigación matemática), pero aquí Taleb decepciona, porque no profundiza en la aplicación de los objetos fractales a la incertidumbre y a las finanzas y apenas ofrece nociones muy superficiales de por dónde pueden ir los tiros.

II.- Influencia del trabajo de Kanehman y Tversky

En definitiva, Taleb se autodefine como un empirista-escéptico, y nos alerta sobre la excesiva tendencia humana a teorizar, a la narración, a buscar causas en todos los fenómenos (particularmente después de que hayan ocurrido, aunque no pudieran ser previstos), a la excesiva confianza en la información histórica (series temporales de datos, pero también en la Historia con mayúsculas), a la tendencia a crear modelos mentales (y plasmarlos en modelos matemáticos…), y la dificultad que tenemos, probablemente favorecida por la selección natural, a mensurar las probabilidades de los fenómenos (somos mejores “haciendo cosas” que “comprendiendo nuestro entorno”).

En esto se basa en los trabajos pioneros de Kanehman y Tversky sobre el comportamiento humano y la toma de decisiones en entornos complejos, que llevó al primero a recibir un Nobel de Economía a pesar de ser psicólogo, debido a que pusieron los cimientos de la llamada “economía del comportamiento” que, primero fue ignorada por los economistas, luego empezó a atraer a algunos (ver, por ejemplo, el éxito del libro “Animal Spirits” de Akerlof y Shiller sobre las burbujas) y que después de la actual crisis ha recibido un buen espaldarazo.

Como empirista-escéptico, Taleb aboga en las ciencias sociales por el empirismo puro y duro y la metodología de prueba y error, en contra de un cuerpo de conocimientos consensuado y mantenido por un mainstream académico. Pone el ejemplo de la medicina medieval, donde la “medicina oficial” mataba mucho más que las propias enfermedades, y donde los únicos que salvaban vidas eran al parecer un pequeño grupo de médicos empiristas, que aplicaban a sus pacientes sólo los métodos que habían comprobado que funcionaban.

III.- Sympathy for the devil…

Cualquiera que haya leído mis anteriores entradas sobre economía, o los debates con Citoyen, sabrá que defiendo la idea de que la economía y el resto de ciencias sociales tienen muy difícil la aplicación del método científico en toda su extensión y, en los casos en que sí pueden aplicarlo, a menudo lo hacen sin el suficiente rigor, tomando atajos o, en lo que se refiere al uso de las matemáticas, tomando la modelización matemática como garantía de “cientificidad”.

Por lo tanto, es lógico que sienta simpatía por muchas de las ideas de Taleb, y considere esencialmente acertados muchos de los aspectos que defiende, por ejemplo:

• La existencia de “Extremistán”, un mundo que no se rige por las meras reglas de la probabilidad, un mundo complejo, incierto y a menudo impredecible.

• La dudosa utilización que el mainstream macroeconómico hace de los modelos teóricos, perfectamente construidos formalmente, pero que fallan en las premisas de partida y, por lo tanto, de dudosa utilidad práctica (se guían por criterios de belleza formal y no por criterios de utilidad). Entresaco un pasaje de este enlace (donde se describe duramente el proceso de construcción del establishment económico), que resume esta postura:

“The presuppositions could be as implausible as the economist wished, the “hard core” was invulnerable to criticism, and no realism was required, as long as the modeling was sophisticated.”

• Lo engañosa y peligrosa que puede ser la falsa seguridad en el manejo de la incertidumbre, la ilusión de control sobre los riesgos.

• Esa especie de obsesión de la Economía, que yo achaco a un cierto complejo de inferioridad, de diferenciarse del resto de ciencias sociales y parecerse a las ciencias duras, como la Física, eligiendo para ello exclusivamente el camino de la matematización, en lo que a menudo no resulta más que en una “apariencia de ciencia”. Os adjunto unos pasajes de una profunda entrevista a Bill Janeway, economista y director de una firma de inversión de Wall Street, que son muy ilustrativos:

"The IRA: But doesn't this certainty about the ability of science and mathematics to reveal truth go back to WWII and the Whiz Kids of McNamara's Pentagon? Then we see the emergence of physics as the real leader of 20th Century scientific research. Finally, in the latter decades of the century physics is applied to finance.
Janeway: Yes, but here is the problem. Real scientists tend to be much more skeptical about their data and their models, and thus tend to be critical empiricists. We can blame the crisis on failed physicists; they had all of the math but none of the instincts of good scientists that would enable them to be good physicists."


• El agudo y profundo rechazo, tanto psicológico como social, que las personas sentimos a decir “no lo sé”.

• La tendencia humana a sobrestimar las probabilidades de ciertos acontecimientos, como los ataques terroristas, un accidente de avión, ganar a la lotería… mientras que subestimamos insensatamente otros que tienen más probabilidades de suceder (aunque no es posible calcular dicha probabilidad), como un crack bursátil, que el gestor de nuestra cartera de valores la pifie, que nos quedemos sin trabajo o que el precio de nuestra vivienda se desplome.

• Que el mundo de la bolsa y las finanzas es un campo de juego donde se ponen especialmente de manifiesto todos estos problemas, con resultados a menudo catastróficos.

IV.- … ma non troppo

A pesar de lo anterior, hay puntos en mi opinión en los que Taleb se pasa de frenada, mezcla churras con merinas y se enreda en una ensalada mental o, si él no la tiene, te la termina provocando a ti.

No voy ni a mencionar algunas insinuaciones de Taleb en las que pretende extender su filosofía a las ciencias naturales, aunque lo hace con la boca pequeña, porque creo que ahí saca los pies del tiesto. Lo que sí está claro es su convencimiento de que la única manera de adquirir conocimiento en las ciencias sociales es mediante el empirismo escéptico, el método prueba-error y la aplicación práctica de únicamente “lo que funciona”.

El empirismo-escéptico probablemente es una buena guía de actuación para un quant de Wall-Street, pero a mi me parece una especie de aceptación de la derrota sobre el conocimiento, una renuncia a intentar lograr un conocimiento superior sobre cualquier disciplina, cosa a la que (yo al menos) no quiero renunciar tampoco en lo que respecta a las ciencias sociales.

Puede que en el estado de conocimientos de la medicina medieval el método de prueba y error funcionara, o puede que el auténtico estado de conocimiento actual de la Economía sea equivalente al de la medicina medieval (al menos Taleb así lo piensa), pero desde luego la medicina no ha alcanzado el nivel que tiene ahora exclusivamente con dicho método: la guía de una buena teoría sigue siendo necesaria para afianzar el conocimiento, y en cualquier caso, creo que forma parte de nuestros procesos mentales la tendencia a teorizar y a tratar de entender el mundo a través de modelos y paradigmas. Como los propios Kanehman y Tverski descubrieron en sus experimentos, lo difícil es lo contrario, es decir, hay que hacer un esfuerzo para no teorizar, no buscar una causa y una estructura en cada acontecimiento observado.

No sé si tiene sentido discutir si esto es bueno, o malo como piensa Taleb: sencillamente es así como funciona nuestro cerebro. Una vez más, para mi la clave es el contraste empírico: es el verdadero filtro para cualquier teoría o modelo, y todas aquellas disciplinas que no disponen de un laboratorio y que tienen difícil el contraste empírico de sus modelos, no por ello deben renunciar a que la realidad, y sólo la realidad, es el verdadero juez del conocimiento que pretenden atesorar. Una vez en este punto, uno debe ser honesto y reconocer los límites de dicho conocimiento.

Uno de los puntos que se le pueden criticar a Taleb es la sensación que transmite de que los métodos estadísticos son erróneos per se. Ciertamente la Estadística se presta a la manipulación falaz de los datos y a la extracción de conclusiones sin fundamento, pero esto no es culpa de la Estadística ni de sus técnicas, sino de los que la aplican con desconocimiento (periodistas, políticos…) o con malas intenciones (políticos, economistas…)

Lo mismo se podría decir de la matematización: no es lo mismo los que inician el camino y elaboran las herramientas básicas que los que posteriormente (mal) aplican y extienden dicho paradigma. Por eso se podría considerar excesivo el “yo acuso” de Taleb hacia Samuelson, Arrow, Debreu, etc. como responsables de la deriva que nos ha llevado al actual colapso. Sobre este punto, no obstante, recurro otra vez a Bill Janeway, pues mi opinión es muy parecida a la suya:

"Janeway: Samuelson laid down a fundamental philosophical principle, namely that we have to apply to economics what is known as the ergodic principle from the natural sciences, which is the notion that the underlying processes are stationary, the results, the observables they generate arrive stochastically, seemingly randomly, but the distribution is stable over time. Without that principle, we cannot do "positive economics." Now, interestingly, Milton Friedman, the other philosophical father of financial economics, came together with Samuelson on this principle applied to the "real world." Friedman, in his essay on positive economics, says basically that we all know that the assumptions we are making are not true. This is not how people really are, perfectly rational, etc., etc. But Friedman proposed the "as if" principle, namely that we should do our work "as if" they were, as if people were rational.
[…]
The IRA: So we can blame the entire mess on Milton Friedman? Did he and Samuelson, two of the most towering figures in the economics profession, open the door to the biggest financial disaster in the history of the market economies?
Janeway: No, but those who followed their work clearly took it too far in terms of practical applications. We will see mathematical models applied to cases where we have inefficient markets, where we posit that people are reasonably rational, that they try to make good decision with inadequate data or incomplete models. I think that most people are rational or try to be, and that accordingly we should treat them as generally rational because they are doing the best that they can. And therefore, they will actually behave in ways that are described by people like John Maynard Keynes and Ben Graham.
[…]
Janeway: One of the great thinkers and great men of the last half of the 20th Century who, like Samuelson, is still alive, is Ken Arrow. The Arrow-Debreu general equilibrium mathematical construction was one of the precursors to the current mess. If only we had hung it up on the wall and contemplated it as an aesthetic object, and never led people down this terrible path towards trying to make it operational. This notion that "if" markets were complete and efficient; "if" we had the infinite array of contingent securities so that we could at one point in time hedge every possible event, we'd have complete closure, everything would close.
The IRA: It's called absolute zero in physics, the end of molecular motion. It implies the end of days and, thus, is hopefully only a theoretical possibility. That's why my partner Dennis Santiago and I prefer Minsky and scientific notions like entropy to describe market behavior.
Janeway: Exactly. Reaching general equilibrium implies that we have extracted ourselves from historical time and that we are frozen in stasis. We had done one trade that was good forever. And remember that the math is beautiful. The practical effect is catastrophic. And that is the catastrophe you are talking about. Because as we build layer upon layer of derivatives, what we were doing was pursuing Ken Arrow's challenge. These are not bad people, they have simply been chasing the impossible dream of completing the market and, going back to MacKenzie, chasing the legitimatory goal of making the world a more efficient place."


El último punto que me gustaría criticar del pensamiento de Taleb es su simpatía por escuelas económicas fuera del mainstream académico como el post-keynesianismo y la economía austríaca, sin importarle al parecer que no tengan mucho que ver la una con la otra. Parece que a Taleb le basta con que sean corrientes alternativas al pensamiento económico establecido y de algún modo estén enfrentadas al establishment y marginadas por éste, que acepten la complejidad del mundo y rechacen en mayor o menor medida la modelización matemática.

Particularmente, si hay algo opuesto al empirismo-escéptico que propugna Taleb es la escuela austríaca, basada en la “praxeología”, que es una especie de misticismo que se deriva de cuatro axiomas o principios originarios que se pueden aplicar a cualquier cosa (como el horóscopo) y que es, por lo tanto, una disciplina narrativa por excelencia. Se la puede tachar de ser una fe, una religión, una ideología… pero desde luego ni es empirista ni es escéptica: representa precisamente la “platonificación” a la que tanto se opone Taleb.

V.- Una nueva esperanza…

Llega el momento de preguntarnos: ¿y, entonces?, ¿cuál es la alternativa?

Me voy a permitir citar unas palabras de mi compañero de blog, Demócrito:

“En realidad la disyuntiva es sencilla: o existen pautas de conducta humana condicionadas por antecedentes cognoscibles o no. En el primer caso, es viable y necesaria la aplicación del método científico, por difícil, aproximativa y limitada que sea. Si no es así, entonces los fenómenos sociales son incognoscibles y no es posible afirmar nada sobre ellos, todo se reduciría a juicios de valor. […] ¿Cuál es la alternativa?"

Krugman y otros daban algunas claves de por dónde pueden ir los tiros en la futura macroeconomía, aunque, como hemos visto en los enlaces de mi anterior entrada se dista mucho de un consenso.

Quien haya tenido la paciencia de leerme hasta aquí, creo que se merece que esboce al menos qué es lo que yo creo:

• Abandonar la “ilusión cientificista” de la Economía basada en modelos matemáticos “platónicos”, alejados de la realidad. Esto no implica renunciar a las matemáticas como herramienta, pero como dice Krugman, “as our servant, not our master”

• Ser muy consciente de las limitaciones de los modelos, y de lo restrictivo de sus hipótesis de partida. Particularmente en su aplicación directa a los casos reales. En palabras de Feynman, “hacer todo el trabajo” del método científico, sin atajos, particularmente ser más riguroso con la “revisión por pares” y, en la medida de lo posible, el contraste empírico. [Digresión: recordar que una disciplina como la Mecánica Cuántica, que es extraña, anti-intuitiva y está basada en postulados, funciona como teoría porque cumple con el proceso:

Axiomática (postulados) → estructura algebraica (hubo que inventar las matemáticas) → contraste empírico... (si no cumple, se vuelve al primer paso y se cambian los postulados).

• Mayor disposición a modificar / descartar los modelos cuando éstos no son útiles (criterio de utilidad). Des-ideologizar la Economía: curiosamente, la elevada tecnificación y recurso a las matemáticas no ha servido para ello, lo que demuestra que la herramienta no es garantía de nada.

• Mayor humildad entre los economistas y mayor permeabilidad a otras ramas del conocimiento (a veces parece que los economistas sólo leen a economistas y que sólo se citan entre ellos de forma circular).

• Necesidad de incorporar a los modelos elementos de complejidad e imperfección (“animal spirits”, economía del comportamiento…)

• Más y mejores estudios empíricos: a menudo los estudios empíricos en ciencias sociales, que involucran mucha manipulación estadística, se prestan a sacar conclusiones precipitadas o falaces: hoy por hoy no gozan de mucho prestigio. Tan mala ciencia es el exceso de racionalismo como el mal empirismo.

• ¿…? (aquí el lector puede incluir sus propias reflexiones, que serán bien recibidas en comentarios)

No quiero terminar esta extensa nota sin recordar de nuevo que lo que más me interesa investigar en todo esto (a un nivel amateur, divulgativo…) son las ideas del matemático Benôit Mandelbrot y de qué manera pueden cuestionar la actual formulación de la Economía. Prometo leer sobre ello y venir aquí a comentarlo.

Para los auténticamente masokas, dejo un par de enlaces de gente importante donde también hablan del tema de mi escrito (son divulgativos, no temáis):

Daniel Cloud: “Capitalismo Científico
Dany Rodrik: “Que los escépticos de las finanzas tomen el control
Robert Skidelsky: “La traición de los economistas
Robert Skidelsky: “Risky risk Management

ACTUALIZACIÓN 1: Una interesante discusión sobre el Value at Risk y la seducción de los modelos.
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29/9/09

Si duele es porque hace daño

Hay cierto debate respecto a la progresividad, o falta de ésta, de las medidas tomadas por el gobierno respecto al aumento de ciertos impuestos. Me centraré en la discusión sobre el IVA, que me sorprende no esté muy claro a estas alturas.

El IVA es un ejemplo de libro de impuesto indirecto: una tasa fija sobre el precio de un bien o servicio. Los impuestos indirectos, si se aplican en bienes o servicios que consumen tanto los consumidores de rentas bajas como las de rentas altas, son por definición regresivos.

Un impuesto es regresivo cuando implica que las rentas bajas paguen más porcentaje de su renta al tributarlo. Para dejarlo claro, lo ilustraré con la historia de dos amigos: Juan Lanas y Ricardo Plata.

Juan gana 1.000 euros al mes, tras impuestos directos. Ricardo en cambio gana el doble, 2.000, en las mismas condiciones. Juan y Ricardo han quedado para ir al cine y tomar algo el pasado fin de semana. Se lo pasaron teta viendo "Inglorious basterds" en los Renoir, cuyas entradas costaron 7 euros cada una. También cenaron antes de la sesión, una cena en el Adrish que les salió a 20 euros cada uno. Después del cine se fueron a tomar cervezas de importación al Kloster, donde se dejaron otros 15 euros por barba. Sabiendo que iban a salir cocidos como cangrejos, ambos utilizaron el transporte público: dos euros cada uno.

Hagamos cuentas:

Cine: 7 euros, 16% IVA: 1.12 euros
Cena: 20 euros, 7% IVA: 1.4 euros
Kloster: 15 euros: 7% IVA: 1.05 euros
Transporte : 2 euros: 7% IVA: 0.14 euros
Emborracharse con un amigo: no tiene precio.
Suma total pagada en concepto de IVA por cada uno de ellos: 3.71 euros

De donde resulta que Juan se ha dejado un 0.371% de su renta mensual en pagar el IVA de ese día, mientras que Ricardo se ha dejado exactamente la mitad: un 0.185%

Al mes siguiente, ambos amigos deciden comprarse un coche. Juan decide comprarse un Fiat Grande Punto que sale por 12000 euros. Ricardo puede permitirse algo más pintón, por lo que se decide por un BMW serie 1. Pagará por él 21000 euros.

Hagamos cuentas:

Fiat Grande Punto: 12000 euros, 16% IVA: 1920 euros
BMW serie 1: 21000 euros, 16% IVA: 3360 euros

De lo que se deduce que Juan se ha dejado en el IVA de su coche un 13.71% de su renta anual (14.000 euros, el chaval al menos tiene pagas extra), mientras que Ricardo sólo ha tenido que aportar el 12% de la suya (28000 euros), a pesar de haber adquirido un coche más caro.

De hecho, el IVA tiene tramos (superreducido del 4%, reducido del 7%, común del 16%) en parte para mitigar esa regresividad, gravando menos los productos básicos, pues éstos suponen un porcentaje mayor de la cesta de compra de un consumidor de renta baja respecto al consumidor de renta alta. El gobierno ha decidido no tocar el tipo superreducido del 4%, con lo cual atenúa, pero no elimina, la regresividad de la medida. ¿Por qué? Porque el tipo superreducido se aplica sólo a bienes considerados indispensables (leche, pan, huevos, libros, medicinas y poco más) que suponen una parte pequeña de la cesta de compra de los consumidores.
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25/9/09

Curso de ética periodística

- Te estoy diciendo que no, que es de mal gusto y además casi ilegal -
- Sólo un chascarrillo, prometo no ser borde -
- Un chascarrillo, dice ¿Te crees gracioso? Demasiado tienen con lo suyo.
- ¿Qué es lo suyo? ¿Que su estilista esté a sueldo de Jiménez Losantos?-
- Que te calles. No he dicho nada. Olvídalo -
- No entiendo por qué no puedo meterme con las hijas del presidente. Bien que te ríes cuando me meto con Anasagasti.-
- Pero es que el peinado de Anasagasti es el Mal, no tiene comparación. -
- Quizá las peine el peluquero de Anasagasti, mira tú -
- Que no. Además son menores -
- ¿Qué pasa? ¿No nos podemos meter con las niñas? ¿Aunque no lo parezcan?
- No, no podemos -
- Pues de la niña de "El exorcista" dijiste que se parecía a Leire Pajín -
- Joder, cállate que nos van a oir. -
- Podríamos simular un juego de preguntas y respuestas: por un euro, películas o series que podrían protagonizar las hijas del presidente... "El Jovencito Frankenstein", "Hellraiser", "El señor de los anillos", "King Kong", "Mal gusto", "El diablo viste de pena", "La famila Adams", "Padre de familia"...-
- No colaría. Muy obvio. Además no me gusta el gore.-
- Vale, no digo nada. Aunque ahora empiezo a comprender algunas decisiones del gobierno. -
- ¿?
- Ahora entiendo el nombramiento de Bibiana Aído. Para ZP debe ser la hija guapa que nunca tendrá.
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Economic professors street boxing session... o "Ensalada de tortas entre universidades americanas"

...En el principio fue la crisis...

...y después de la crisis, algunos empezaron a preguntarse en qué había fallado la Macroeconomía, sus teóricos, sus practicantes y sus seguidores...

Y entonces llegó Krugman y escribió un artículo-resumen en el New York Times, enlazado en mi anterior entrada, donde exponía su postura. Y como Krugman es bastante macarra y siente un especial placer en atizarle a otros miembros de la profesión, la tomó (y con razón) con la Escuela de Chicago y algunos de sus más prominentes miembros... y también con algún prominente departamento de Economía de lo que él llama "freshwater economics" (los "nuevos clásicos" que, al parecer, suelen encontrarse sobre todo en universidades "del interior" como Chicago, Arizona State o Washinton U. in St. Louis... por oposición a la "saltwater economics", algo así como los "keynesianos", al parecer más fáciles de encontrar en universidades regadas por el mar, como Harvard, Princeton, Berkeley, el MIT...)

Como no podía ser de otra forma, la respuesta de estos últimos ha sido furibunda, llamando a Krugman de todo menos bonito, y en lo que es ya un clásico en la historia del quehacer de los economistas, acusándole de lo mismo que él los acusaba a ellos: básicamente de no tener ni pajolera, de no haber estado atento a las investigaciones de los últimos 20 años, etc.

Es mejor que os leais este artículo de Bradford Delong (profesor en Berkeley) donde hace un extracto de algunas respuestas de dichos profesores al artículo de Krugman y las ridiculiza sin piedad: los 7 magníficos.

Como yo siento una mórbida fascinación por estos combates, los estoy siguiendo con cierto detalle... porque, a diferencia de lo que piensa mi amigo Citoyen, creo que encierran mucha más profundidad que una mera pelea retórica entre escuelas económicas, una de las cuales (Chicago School) parece haber perdido el tren de la historia. Vosotros también podéis hacerlo siguiendo los enlaces que el propio Delong va poniendo en su blog, o desde el blog de Greg Mankiw (que de momento se mantiene como espectador...).

Aunque yo estoy con Delong, Krugman, Shiller, etc., lo que me fascina es de qué manera se sacuden entre sí profesores de universidad que se suponen punteros en lo suyo, algunos de ellos premios Nobel... y hasta qué punto difieren en sus conocimientos, y en sus apreciaciones, sobre su materia de estudio. Es preocupante lo que dice Delong en su conclusión:

"The scary thing is the level at which they are wrong: these are all freshman (ok, sophomore) mistakes--yet the seven include two past (and a year ago I would have said three future Nobel laureates in Economics).

If this doesn't frighten you, you aren't paying attention..."


(Fleshman= alumno de primer año; Sophomore= alumno de 2º año)


Pero para mi, lo más preocupante lo describe bien uno de los comentaristas del blog:

"As an economic outsider reading blogs from all sides of the political spectrum and trying to make sense of the economic events of recent years, it is almost impossible to make sense of the magnitude of disagreement in your field. Is it really possible that economists from top rank departments, some with Nobel prizes, are really making elementary, undergraduate errors? If so, how in the world is this possible? How can disparate groups of top-ranking scholars consider the members of other groups as complete idiots? What does this say about the field as a whole? I cannot recall or imagine something comparable occurring in any physical science.

The spectacle is startling and mesmerizing."



Este tipo de "espectáculo", tan característico de la Economía, muestra hasta qué punto ésta está marcada por la ideología: hasta el punto de marcar diferencias sustanciales en lo que se enseña en las distintas universidades (esto a modo de reflexión para los que gustan del modelo americano de Universidad), hasta el punto de que los economistas de unas universidades no están al tanto de lo que se investiga en otras, si son de "otra escuela", o lo ignoran y lo desprecian.

Esto refuerza mi idea sobre la "falta de un conocimiento establecido", compartido por los economistas y fuera de discusión... o al menos que existe, pero su alcance es muy pequeño.

Seguiremos reflexionando sobre el tema...

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15/9/09

Réquiem por (algunas ideas de...) Paul Samuelson


¿Por qué me resulta tan decepcionante este artículo de Paul Samuelson?
¿Por qué me causa tanta zozobra?

Quizá porque, a diferencia de lo que hace Krugman en este otro, donde da cuenta del desastroso estado de la Macroeconomía en este 2009, el año post-debacle, y apunta tímidamente dónde pueden estar los problemas de la visión económica al uso... Samuelson se siente en la necesidad de echar balones fuera y morir matando.

Y no asumir ninguna responsabilidad en la construcción intelectual de dicho armazón económico al uso. Sólo se permite este escueto párrafo, un tanto confuso entre el resto de ataques del artículo:

"Puede que yo y otros compañeros del MIT de Chicago, de Wharton, Penn y otras universidades, lo pasemos mal cuando nos enfrentemos a san Pedro en las puertas del cielo."

¿Cómo se puede despachar un asunto tan espinoso, tan en boga, y en realidad tan apasionante, como es la utilización de fórmulas y modelos matemáticos que "mágicamente" ponen precio y proporcionan un valor medible al riesgo de los derivados financieros y las carteras de valores, con esta frase:
"(...)directores generales desde Nueva York hasta California. Ninguno de ellos entendió nunca nada de las fórmulas de Black, Scholes y Merton para valorar activos."

O sea, que como él mismo dijo de Alan Greenspan, y como criticamos desde este blog, todo se debe a la avaricia de los banqueros y los gestores de Wall Street...

Qué decepción, señor Samuelson. Claro, que tiene que ser muy duro admitir en la vejez que quizá, sólo quizá, parte de lo construido durante una vida (y bien regado con premios y con prestigio), pueda tener menos enjundia de la que uno creía. Que detrás de tanta "ciencia" había mucho de apariencia.

¿No hubiera sido el momento de reconocer, como Krugman esboza en su artículo, que a lo mejor hay que repensar la disciplina y dotarla de nuevos enfoques y nuevas herramientas? ¿Que el "sueño matemático" se ha acabado, hasta cierto punto?¿Que la Economía no es, ni puede ser, ni tiene por qué ser, como la Física?

ACTUALIZACIÓN1: ¿Adaptar los modelos a la realidad o la realidad a los modelos? Un poco más sobre el tema, aquí...

ACTUALIZACIÓN 2: Y con más profundidad, este grandioso artículo de Eichengreen... merece la pena leerlo entero.

ACTUALIZACIÓN 3: La aportación de Robert Shiller, aunque ésta la esperaba... al fin y al cabo, es uno de los pocos economistas que puede reivindicarse en las actuales circunstancias...
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